El Gobierno de Nicolás Maduro se ha metido de lleno a la tarea de desenrollar el conjunto de normas que rigen el control cambiario en Venezuela con medidas temporales que buscan combatir desabastecimiento y agilizar importaciones pero que siguen sin resolver el problema de fondo.
La semana pasada, el vicepresidente Jorge Arreaza anunció varias medidas para flexibilizar el control cambiario que rige en el país desde hace más de 10 años como la disminución de los trámites administrativos para conseguir los dólares, que monopoliza y distribuye el Estado.
Las nuevas disposiciones, que buscan simplificar la entrega de divisas, se enmarcan en el recién lanzado por Maduro Órgano Superior para la Defensa Popular de la Economía y han llegado con la vista puesta en las fiestas navideñas y las compras de fin de año, que lucen cuesta arriba en medio de una inflación que ya es de 32,9 %.
Bajo el sistema del control de cambios, empresarios y particulares acceden a las divisas a través del principal mecanismo de canje, la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), instancia por la que se da un dólar a 6,30 bolívares con trabas de diversa índole, en cantidades limitadas y tras engorrosos trámites.
Para Luis Vicente León, economista y presidente de la encuestadora venezolana Datanálisis, las medidas anunciadas son positivas pues tratan de reducir la burocracia para facilitar a los importadores su actividad, “lo que siempre puede ser positivo en una crisis de abastecimiento”.
Sin embargo, para León esta flexibilización temporal “es lo mismo que echarle sal de trufas a una carne podrida” pues la enfermedad de la economía venezolana se debe a la negativa de devaluar de manera significativa para ajustar la moneda a un tipo de cambio “más real”.
Vía: La Nación