Canadá comenzó el envío de 900 soldados a Afganistán que se unirán a la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) para entrenar y asesorar al Ejército y la policía del país centro-asiático, ocupado por esa fuerza militar desde 2001.
El mayor Craig Butl confirmó a periodistas que un primer contingente de 100 integrantes partió la víspera, otros 350 saldrán en esta semana y el resto del grupo lo hará en los próximos días.
Según el oficial, este es el último despliegue militar de Ottawa en Afganistán, los soldados formarán parte de la llamada Operación Atención, no participarán en acciones de combate y deben regresar en marzo de 2014.
Canadá fue uno de países más implicados en la invasión a Afganistán tras los ataques terroristas en Estados Unidos en septiembre de 2001.
En medio de las presiones de la oposición, el gobierno conservador del primer ministro Stephen Harper retiró a las tropas en 2011 luego de casi una década a cargo de las ofensivas en Kandahar, con 157 muertos en sus filas y 11 mil millones de dólares gastados en la contienda.
La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en 2014 -liderada por la OTAN- prevé sacar el año próximo a todos sus efectivos de suelo afgano, pero Estados Unidos mantendrá asesores allí bajo el argumento de dirigir operaciones antiterroristas y preparar a los cuerpos militares de esa nación islámica.
El presidente estadounidense, Barack Obama, designó oficialmente a Afganistán como el mayor aliado de Washington fuera de la OTAN, o sea, un status similar al que le otorga a Israel.
Con ese fin, Kabul recibirá ayuda militar por un valor de más de cuatro mil millones de dólares al año, mientras Estados Unidos utilizará su propia aviación, incluidos las aeronaves no tripuladas (drones) en misiones de ataque después de 2014.
Además de un elevado saldo mortal, la ocupación en Afganistán dejó a la población civil a merced de calamidades como la falta de agua, servicios básicos, inexistente educación, el riesgo de morir en lugares públicos y enfermedades diarreicas que cobran la vida a más de 48 mil 500 niños cada año.
A ello se suma la inestabilidad política y social, así como la proliferación de artefactos explosivos sembrados u olvidados en todo el territorio por las fuerzas de la OTAN, el Ejército local y la oposición armada con el objetivo de limitar el movimiento de uno u otro bando.
Vía: Prensa Latina
